El chico recordó lo que su madre le había dicho en la tumba de su padre hacía dos años.
—Escucha con atención, Mark. Si alguien te atrapa y te pregunta dónde está esto, debes decirles sobre este lugar antes de que te hagan cualquier cosa, ¿me entiendes?
Su madre enterró la caja que contenía la botella en la tumba de su padre. Luego, lo abrazó tan fuertemente que Mark sintió que iba a romperse.
—Pensé en la posibilidad de hacer que lo bebieras, pero… simplemente no podría soportarlo. Eso sería muy egoísta de mi parte. Aún no sabemos si realmente te gustará este mundo o no.
Mark no entendía lo que su madre le estaba diciendo, así que solo continuó escuchando en silencio.
—Es por eso… es por eso que debes ser fuerte, Mark. Y algún día, cuando lo aprendas todo, recuerda este lugar. Lo que hagas con esta botella será tu decisión.
La calidez de su madre calmó su corazón. Mark nunca pudo olvidar la sonrisa que su madre le mostró ese día. Sin embargo, tan solo unos días después, ella fue encontrada muerta con su cuerpo lleno de agujeros.
Mark nunca pudo volver a sonreír igual que ella lo había hecho.
* * *
La mañana después de la conmoción.
—Qué bueno que pudimos salir de allí a salvo —le dijo Elmer a Mark. Ambos habían sido liberados del escondite de los Gandor sin ningún problema—. ¿Cómo te sientes? ¿Crees que puedes sonreír ahora que has completado tu venganza?
En lugar de responder, Mark simplemente le lanzó una mirada fulminante al insensible monstruo inmortal.
—Lo siento. Supongo que no es una respuesta tan sencilla.
—…
Al ver que el chico no decía una palabra, Elmer siguió caminando tras él y continuó hablando.
—Verás, la venganza no es algo que haces por los muertos. Es una especie de lucha por tu propia vida… como un acto de reconciliar tus propios sentimientos con la realidad para poder seguir adelante. Mucha gente dice que planea morir después de tomar venganza, pero incluso eso no es más que su propia manera de alcanzar su meta de morir felices.
—…
—Has logrado tu venganza y ahora sigues adelante. Te has ganado tu derecho de ser feliz. En realidad, no tengo idea de si eso sea moralmente correcto o no y, sinceramente, no me importa.
El monstruo inmortal no estaba alabando ni criticando a Mark. Simplemente continuaba hablando de manera despreocupada.
—¿Te preguntas si tienes que pagar de algún modo por lo que has hecho?
—…
—Yo diría que lo hicieras si eso te hace sonreír. Si tienes remordimientos, entonces piensa en cómo te redimirás. Permitir que uno de los familiares de tus víctimas tome venganza sobre ti podría ser una opción, mientras estés satisfecho con eso.
Aunque Elmer estaba soltando un comentario insensible tras otro, Mark sabía que no tenía malas intenciones.
Así que siguió escuchando, negándose a escapar.
—Solo sigue pensando en ello hasta que te sientas mejor al respecto. No tienes que darte por vencido, pero recuerda una cosa…
—…
—Yo nunca te negaré el derecho de ser feliz, incluso si el resto del mundo lo hace. No olvides que existe gente así.
Mark finalmente se detuvo. Se dio la vuelta y vio a Elmer directamente a los ojos.
—Yo… creo que eres espeluznante por decir todas estas cosas con una cara tan seria. Y para ser honesto, me das miedo. No quiero decir esto, pero tengo miedo de que alguien como tú realmente sea inmortal… alguien que podría terminar destruyendo al mundo algún día.
—Ah, no hay nada de qué disculparse. Es una reacción perfectamente normal. Un viejo amigo mío siempre decía: «Tu benevolencia es peor que la ira de Dios». Muy severo de su parte, ¿no lo crees? ¡Ja!
Con eso, Elmer terminó. Se despidió de Mark y se dio la vuelta para marcharse, pero el chico repentinamente lo llamó y Elmer se volvió nuevamente hacia él.
—Pero aun así… Gracias. Por todo. De verdad.
Fue solo un momento fugaz, pero Elmer pudo ver una leve sonrisa en el rostro de Mark.
Y eso fue suficiente para él.
* * *
Al anochecer. En el bar Jane Doe.
Habiendo terminado de presentar su informe al presidente del Daily Days, Carl fue a visitar el bar donde se suponía que estaban Graham y su pandilla.
Después de hablar con ellos, fue a visitar el salón de jazz de los Gandor y recreó una imagen casi completa de los hechos que habían ocurrido.
«Así que al final… Lester nunca huyó de Nueva York».
Carl había esperado que Lester escapara de la ciudad inmediatamente después de contratar a Smith. ¿Por qué había decidido ir con los Gandor a pesar de ser un hombre que no buscaba aventura en su vida?
Carl expresó su confusión ante el presidente.
—…Solo puedo suponer que la sed de sangre del asesino viviendo dentro de él había estado influenciando las acciones de su yo normal —respondió el presidente después de un momento, con un tono tan amable como siempre.
«Si así es como es… Tal vez evadía la aventura porque no quería volver a enfrentarse con el asesino dentro de él… O tal vez solo estoy dándole demasiado crédito».
Sintiendo lástima por su antiguo colega, Carl descendió las escaleras y pensó en Mark. Tenía la intención de adoptar al chico si podía, pero cuando le hizo la oferta…
—Te lo agradezco… pero Mark Wilmans ya está muerto.
…Mark hizo una negación con su cabeza y señaló que un chico muerto no podía ser adoptado.
«¿Qué está planeando ahora? ¿Se va a ir de Nueva York? ¿O va a entregarse?
…Pero por otra parte, he escuchado que un misterioso departamento de la Oficina de Investigación siempre interviene con todo lo relacionado con el Elixir.
De cualquier modo, debió haber sido una experiencia muy dolorosa para un niño, haber cometido asesinato».
A pesar de su corta edad, Mark había sido capaz de tomar vidas humanas tan fácilmente. El hecho de que hubiera sido una venganza personal no cambiaba el hecho de que se había convertido en un asesino.
«Incluso aunque sus motivos eran completamente opuestos a los de Lester…».
Tal vez nunca era realmente el caso de que algunas personas simplemente nacían siendo asesinos. En lugar de eso, pensaba Carl, cada persona nacía con el potencial innato de volverse uno. Entonces, quizás, conservar la humanidad en este mundo lleno de potenciales asesinos era una lucha interna que todos los humanos enfrentaban cada día.
Ya que su artículo acerca del incidente lo consideraría como un misterio eterno, Carl pensó en terminarlo con este pensamiento. Sin embargo, aún no quería pensar en Mark como alguien que había perdido esta batalla consigo mismo.
«Por otro lado… Incluso si quisiera preguntarle, dudo que algún día vuelva a verlo».
Sintiendo un tipo diferente de simpatía por Mark, Carl entró al bar.
Y allí, encontró un rostro familiar.
—¡Déjame contarte una increíble historia! ¿Quién habría imaginado que el jefe Smith se conseguiría un subordinado?
—Es su aprendiz, no su subordinado, jefe.
—Un aprendiz. ¿Un aprendiz…? Pero eso significaría que él está obligado a enseñarle algo. Y hablando de eso, parece que el sol y el mundo me han estado enseñando mi lugar en estos últimos días, lo que, en otras palabras, significaría que yo… ¿soy el aprendiz del sol y de este mundo…? ¡¿Y que este clima ardiente y abrasador es una prueba?! Esto no es bueno, Shaft. ¡No he estudiado nada!
—¿Entonces por qué no simplemente fallas y dejas que el mundo te abandone, jefe?
Mientras Graham continuaba con su diatriba y Shaft le respondía con sequedad, un hombre alto con un largo abrigo estaba sentado en una esquina del bar acompañado por una pequeña figura con un sombrero inclinado sobre su cabeza.
—Oye, aprendiz.
—¿Sí, señor Smith?
—…Llámame Maestro.
—¿Sí, Maestro?
No había duda de ello. Carl conocía bien ese rostro. Y como confirmando sus sospechas, Shaft levantó la voz.
—De todos modos, jefe. ¿Realmente tenías que salir con esa historia de «el niño sin nombre y sin memoria»? Quiero decir, hay cosas cursis, y luego simpleme– ¡Gah!
—Deja de parlotear, Shaft —dijo Graham, cubriendo la boca de Shaft con la punta de su llave inglesa—. Escucha. La identidad de Picahielo Thompson se queda entre nosotros.
—…Por supuesto, jefe. Ni siquiera se lo diría a mi propio padre si me lo preguntara.
Escuchando la conversación, Carl esperó a que Smith dejara su asiento antes de hablarle al muchacho, pero lo único que le dijo el chico fue que estaría trabajando como el aprendiz de Smith.
—Aunque eso no quiere decir que quiera convertirme en un sicario. El señor Smi–… Quiero decir, Maestro dijo que él tomaría mi pasado, incluyendo mis crímenes, pero aun así, no puedo abandonar completamente ese hecho. Soy un asesino, me guste o no.
Luego dijo que Smith había estado de acuerdo con su punto de vista, intentando asegurarse verdaderamente de que el chico llamado Mark estaba muerto para todos los efectos.
—Así que… quiero seguir a Maestro mientras él avanza con mis crímenes. Quiero verlos hasta el final.
—¿…Y tú planeas tomar la responsabilidad en su lugar?
—No sé. Tal vez solo tengo problemas para dejar las cosas atrás, pero…
Mark cerró los ojos por un momento, recordando a su madre, y puso una sonrisa que intentó que fuera parecida a la suya.
—Aún estoy vivo gracias a mi mamá, y a toda una serie de coincidencias. Yo… quiero ver esta vida hasta el final.
Carl pensó en decir algo, pero sacudió su cabeza al ver la sonrisa del niño.
—Si algún día te cansas de todo, ven a verme al Daily Days.
El comerciante de información pensó que debía de ser un hipócrita por ver en el chico a su hija muerta, pero aun así, le mostró también una sonrisa de su parte.
—Estaría feliz de enseñarte las bases para ser un reportero.
* * *
Una pequeña niña lloraba en un andén después de haber sido separada de sus padres.
La gente que pasaba se preocupaba de ella por un momento, pero la campana que señalaba la inminente partida del tren los hacía correr apresuradamente hacia los vagones.
Pero un hombre se acercó a la niña sin preocuparse por la campana.
Las puertas del tren se cerraron.
Aunque probablemente acababa de desperdiciar su boleto del tren, el hombre se agachó para quedar a la altura de los ojos de la niña y sonrió amablemente para consolarla.
—¡Hola, encantado de conocerte! Puedes seguir llorando si quieres, ¡pero trata de darme una sonrisa! ¡Muéstrame una gran sonrisa!
Y en ese verano, la niña que estaba llorando se encontró con…
Baccano! 1932 ~Verano~
—Fin—
—–
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¡Qué gran historia! ¡Gracias Demon!
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Hey, gracias a ti por seguir la historia y por comentar. ¡Me alegra que te haya gustado!
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